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viernes, 26 de octubre de 2012

Tiphereth sexto sephirath....5.....

Como ya se ha comprobado, dos distintas experiencias espirituales concurren a la iniciación de Tiphareth: la Visión de la Armonía de las Cosas y la Visión de los Misterios de la Crucifixión. Ya hemos hecho notar que Tiphareth ofrece dos aspectos y que, de consiguiente, son normales dos experiencias espirituales para la Iniciación.  En la Visión de la Armonía de las Cosas, echamos una profunda mirada a la parte espiritual de la Naturaleza; en otros términos, nos encontramos con los Malachim o Reyes angélicos. Por medio de esta experiencia percibimos que la naturaleza es sólo el aspecto más dense del espíritu, la "Túnica exterior que oculta" cubriendo la "Túnica Interior de Gloria". Esta percepción del sentido espiritual de la Naturaleza, tan lamentablemente deficiente en nuestra vida religiosa actual, es responsable de tantas enfermedades de los nervios y de tantas desgracias conyugales.  Es por la Visión de la armonía de las Cosas que nos unimos a la Naturaleza, y no por medio de contactos elementales. Los seres humanos que de una u otra manera se hayan elevado por encima del grado primitivo no pueden unirse a la Naturaleza sobre el nivel elemental sin incurrir en la degradación, la bestialidad, en los dos sentidos de este término. Los contactos naturales tienen lugar por el intermediario de los Reyes angélicos de los Elementos en la Esfera de Tiphareth, o sea por la realización de los principios espirituales que dominan la Naturaleza; y en este caso, el Iniciado aborda a los seres elementales en nombre del Rey que los gobierna. De alguna manera desciende a los reinos elementales en nombre del Rey que los gobierna. De alguna manera desciende a los reinos elementales, trayendo consigo su virilidad, y obra entonces sobre los elementos como un Iniciador; si los busca sobre el nivel que les es propio, abjure de su virilidad, y retorna a una fase de evolución anterior. La fuerza elemental no limitada y tenida en jaque por las fuerzas de un cerebro humano se convierte en un poder desequilibrado que se expande por los vastos canales de la inteligencia humana; el resultado es el caos el cual es el Reino de los Qlipoth.  Los misterios de la Crucifixión son macrocósmicos y microcósmicas a la vez. Bajo su aspecto macrocósmico, lo hallamos en las mentes de los Grandes Redentores de la Humanidad, los cuales nacen siempre de un dios y de una Virgen madre, confirmando así una vez más, la naturaleza dual de Tiphareth donde se enfrenta la forma y la fuerza. Pero guardémonos de olvidar su aspecto microcósmico, experiencia de conciencia mística. Es por la comprensión de los Misterios de la Crucifixión, vinculados al poder místico del Sacrificio, que sobrepasamos los límites de nuestra conciencia cerebral consagrada a la sensación y habituada a la forma, y que entramos en la conciencia más vasta del psiquismo superior. Es así como nos hacemos capaces de sobrepasar la forma; de liberar la fuerza latente, la convertimos en kinetica en vez de estática y, por ello, útil para la Gran obra, la cual es la regeneración.  La virtud característica de la Esfera de Tiphareth es la devoción a esa Gran obra. La devoción es uno de los factores más importantes en el Sendero de la Iniciación que conduce a la conciencia superior; por tanto, debemos examinarla con cuidado y analizar su contenido.  La devoción puede ser definida como el amor, para lo que es más elevado que nosotros; algo que evoca nuestro idealismo algo que, aun sabiendo que es inigualable, nos hace aspirar a convertirnos en semejantes. "Los que ven la Gloria del Señor como en un espejo, son transformados en esta imagen misma, de gloria en gloria". Cuando una emoción más poderosa se mezcla a la devoción que se convierte en adoración, somos transportado mas allá del abismo que separa lo tangible de lo intangible, y nos hemos vuelto capaces de comprender cosas que los ojos no vieron y los oídos no escucharon. Esta devoción sublimada en adoración en la Gran obra, es lo que nos inicia en los Misterios de la Crucifixión.  El vicio asignado a Tiphareth es el orgullo, y esta atribución revela una psicología exacta. El orgullo nace del egoísmo, y mientras seamos un centro para nosotros mismos, no podremos unirnos a todas las cosas. En la total ausencia de egoísmo del Sendero, el alma sobrepasa sus límites y penetra en todas las cosas por la simpatía, convertidas en perfectas por el amor; en el egoísmo, el alma intenta extender sus propios límites hasta poseer todas las cosas. Pero hay una gran diferencia entre poseer una cosa y convertirse en una con ella; en el segundo caso, ella misma nos posee con una perfecta reciprocidad. Es una combinación unitaria, lo que se convierte en vicio del Adepto. Debe dar tanto cuanto recibe, y él mismo debe darse sin reservas, si quiere participar en la unión mística que es el fruto del Sacrificio de la Crucifixión.  "Que aquel que quiera ser el mas grande entre vosotros, sea el servidor de todos" dice Nuestro Señor.  Los símbolos asociados con Tiphareth son el lamen, la Rosa Cruz, la Cruz del Calvario, la pirámide truncada y el cubo.  El lamen es el símbolo que figura sobre el pecho del Adepto, y que representa su fuerza. Por ejemplo, un Adepto realizando un trabajó en la Esfera de Shemesh deberá llevar sobre su pecho la imagen del sol en su esplendor. El lamen es el arma mágica de Tiphareth; y aquí es necesario hablar de la naturaleza de las armas mágicas en general, para que la función del lamen pueda ser comprendida.  Un arma mágica es un objeto cualquiera que sea apropiado para convertirse en el vehículo de una fuerza de un tipo particular. Por ejemplo, el arma mágica del Elemento Agua, es una copa o bien un cáliz; el arma mágica del Elemento Fuego, es una lámpara encendida. Estos objetos son elegidos porque su naturaleza está emparentada con la naturaleza de la fuerza que se quiere invocar; o bien, en lenguaje moderno, porque su forma, por asociación de ideas, sugiere esta fuerza a la imaginación.  Tiphareth está asociado tradicionalmente con el pecho tanto a causa del núcleo de nervios que se llama plexo solar, como por su posición en el Árbol, cuando este se construye en el aura.  De consiguiente, cualquiera sea la operación realizada, la joya que cubre el pecho es el hogar de la fuerza de Tiphareth la, fuerza operante, venida de su propia Esfera, está representada por el arma mágica que la tradición le asigna. Por ejemplo, un Adepto que realice una operación concerniente al Elemento Agua, tendrá una copa como arma mágica; con ella hará sus gestos, y sobre ella será concentrada toda la fuerza atraída por la invocación. Pero tendrá sobre su pecho el signo Elemento Agua, y este será reconocido como representando el factor espiritual de la operación, y refiriéndose al Arcángel de ese reino particular. A menos que el Adepto no comprenda el sentido de su lamen, diferente de su arma mágica, no será un Adepto sino un hechicero.  La Rosa Cruz y la Rosa del Calvario son consideradas como emblemas de la Esfera de Tiphareth. Para comprender su sentido es necesario comprender el de la cruz en general y el uso que de ellas se hace en los sistemas simbólicos. Aunque la Cruz que mejor conocemos sea la del Calvario, reverenciada por el cristianismo hay muchas otras formas de cruces, ofreciendo cada una de ellas un sentido especial. La Cruz de brazos iguales, como la Cruz Roja del servicio medico militar, es llamada por los Iniciados la Cruz de la Naturaleza y representa el poder en equilibrio. Se la halla en la parte superior de ciertos emblemas célticos, frecuentemente rodada por un circulo; de manera que la Cruz Céltica consiste en un brazo terminado por una cruz natural, y no tiene la menor relación con la Cruz del Calvario, que es la de la Cristiandad. El brazo de la Cruz Céltica es, en efecto, una pirámide truncada; los especímenes de este tipo de cruz que subsisten, no dejan ningún lugar a dudas sobre ello. Algunas de estas formas antiguas sugieren la imposición de la cruz y del circulo sobre la piedra cónica y fálica, que un tiempo fue un objeto universal de admiración primitiva.  La Svástica es también una cruz de la naturaleza, llamada algunas veces la Cruz de Thor, o Martillo de Thor, pues se supone que su forma indica la acción torbellineante de sus relámpagos.  La Cruz del Calvario es la Cruz del Sacrificio; su verdadero color deberá ser negro. Su pie deberá ser tres veces más largo que sus brazos, y el largo de cada brazo igual a tres veces su ancho. la meditación sobre esta Cruz conduce a la Iniciación por el sufrimiento, el sacrificio, la abnegación de sí mismo. El Crucifijo es una reducción de la Cruz del Calvario.  El círculo colocado sobre la Cruz es un símbolo iniciático sobre todo cuanto la cruz está sobre tres peldaños, como debería ser en este caso. El círculo indica la vida eterna y también la sabiduría; vemos una de estas formas en el emblema de la Sociedad Teosófica, donde figura "una serpiente que se muerde la cola Una Cruz del Calvario en la que esté superpuesto el circulo, significa la Iniciación por el Sendero de la Cruz, siendo los tres peldaños los tres grados de la Iluminación; este símbolo es llamado la Rosa Cruz. El emblema fantasista donde figuran flores no es un símbolo iniciático. La Rosa asociada a la Cruz es el simbolismo occidental, es la Rosa Mundi, que es una clave para interpreta los poderes de la Naturaleza. Sobre sus pétalos están grabados, en efecto, los treinta y tres signos de esas fuerzas; corresponden a las veintidós letras del alfabeto hebreo y a los Diez Santos Sephiroth; Estos, a su vez están asociados a los treinta y dos Senderos del Árbol de la Vida, y esto es la clave que permite comprender la Rosa Mundi. Los curiosos dibujos que, según se dice, son los signos de los espíritus de los elementos, se trazan tirando una línea de una a otra de las letras de sus nombres sobre la Rosa.  A la luz de esta explicación, nos es posible comprender el valor de los emblemas florales que ciertos cuerpos organizados llevan por símbolo. Son parecidos al caballero que reclamaba de su camisero "una corbata de la Escuela Publica, donde estuviese en buen lugar un poco de rojo".  El cubo, siendo una figura de seis caras, generalmente está asignado a Tiphareth, pues el seis es el número de Tiphareth; pero hay algo más en el simbolismo del cubo. Es la forma más simple del sólido y, como tal, el símbolo apropiado para Tiphareth en la Esfera del cual aparece la forma. El símbolo de Malkuth es el doble cubo que significa: "Como abajo es abajo".  La pirámide simboliza el Hombre perfecto, sólidamente apoyado en la Tierra, esforzándose en unirse con los dioses; en otros términos; el Ipsissimus. La pirámide truncada simboliza el Adepto iniciado, o Adepto Menor, que ha franqueado el Velo, pero que todavía no ha conquistado todos sus grados. Esta pirámide, cuyos seis lados corresponden a los Seis Sephiroth que constituyen el Hombre Arquetipo o Adam Kadmon, es complementada por la adición de los tres Sephiroth Superiores que se resumen en la unidad de Ketner.  Los Seis del Juego del Tarot son igualmente asignados a Tiphareth y en ellos se trasparenta claramente la naturaleza armoniosa de este Sephirah. El seis de Bastos es el señor de la Victoria; el seis de Copas, el Señor de la alegría; aun la serie maléfica de las Espadas se adapta a la serenidad de este Sephirah, y el seis de este palo significa el señor del éxito merecido, el éxito a precio del combate. El seis de Oros es el éxito Material, o el poder bien equilibrado.

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