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jueves, 25 de octubre de 2012

El sin sof

No hemos hablado aún en nuestro Programa de Ain Sof, (aunque lo hemos citado someramente) pues nos interesaba presentar primero el modelo del Arbol de Vida y trabajar con él, para que el estudiante fuese familiarizándose con su estructura y a la vez jugara con las distintas relaciones a que da lugar, lo mismo que con las letras y con otras imágenes propiamente cabalísticas. Queremos recordar que este modelo del Arbol corresponde exactamente a Adam Kadmon, el hombre total, y nos referimos primero a él para tratar de entender ciertas proporciones que nos llevarán a la idea de lo que es Ain Sof para los cabalistas. Estamos hablando de sus medidas, llamadas en hebreo Shiur Koma, pues la CÁBALA identifica a Adam Kadmon con el cosmos. La "altura de los talones de este ser es de treinta millones de parasanges", se afirma lacónicamente. Pero luego se explica que "un parasange del Creador tiene tres millas, una milla tiene diez mil metros y un metro tres empans, y un empan contiene el mundo entero". Sin duda estas medidas abarcan todas las posibilidades del Universo, cualquiera que éstas fuesen. Pues bien, sin embargo la idea de Ain Sof supera, si así pudiera decirse, todas estas posibilidades. Con respecto al diagrama del Arbol de la Vida, modelo del Cosmos, y la ubicación de Ain Sof en él, remitimos al lector al articulo Analogías con las sefiroth. Como se verá su posición es supracósmica, se le llama el Antiguo de los Antiguos, y es incognoscible. No puede ser ni siquiera imaginado por el hombre. Se expresa a través del cosmos, del hombre celestial, del creador, que apenas es un punto residual de su nada infinita. La palabra Ain significa "nada" y entraña una idea de vacío absoluto. Pero esta nada y este vacío no son "algo" en el sentido de la expresión moderna, a saber: algo que pueda ser percibido o se exprese como una negación de otra cosa. En verdad Ain Sof no es nada de lo que pudiera ser algo, tal la Majestad Inmensurable de esta doctrina cabalística. Por lo que las tres primeras sefiroth corresponden a la Triunidad de los Principios del Ser Universal, y por lo tanto también las del ser individual. Se corresponden con los principios celestes, que a su vez generan los terrestres tal cual en el simbolismo constructivo la cúpula y la base del templo. Se trata de la naturaleza de Dios, si así pudiera decirse, que se sintetiza en la Unidad, a la que Dios es asimilado. Estos estados son supraindividuales y están señalados en el diagrama del Arbol de la Vida, como supracósmicos, ya que están por encima de las sefiroth de "construcción" (cósmica). Sin embargo aún se encuentran determinados por la numeración que se les asigna, comenzando por la Unidad. En efecto, la Unidad es la síntesis donde puede encontrarse la esencia y el sentido de la totalidad de la Creación; pero al mismo tiempo esta asunción del Sí (llamado también Bien y Solo) es a su vez el único medio de pasaje a otros "espacios", esta vez sí, auténtica y verdaderamente supra-individuales y supra-cósmicos, (metafísicos), claramente signados en la CÁBALA con el nombre de Ain, equivalentes al No-Ser, de los cuales no se habla puesto que por definición son inefables. También esta simbolización de una sucesión de grados de Conocimiento se halla implícita en la misma planta del edificio del Templo, por medio de la puerta, el laberinto, el altar y el sancta-sanctorum, que delimitan zonas simbólicas específicas que se articulan de menor a mayor en el recorrido iniciático que la construcción propone.

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