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jueves, 25 de octubre de 2012

Segundo sephirath.... 1.....

  - TITULO: Kjokmah, Sabiduría (Hebreo Chet, Kaph, Mem, Hé)    - IMAGEN MÁGICA: Una figura Masculina con barba.    - SITUACIÓN EN EL ÁRBOL: A la cabeza de la Columna de la Misericordia, en el Triángulo Supremo.    - TEXTO YETZIRATICO: El Segundo Sendero se llama el de la Inteligencia Iluminadora: es la Corona de la Creación, el Esplendor de la Unidad que la iguala. Está exaltado sobre toda cabeza, y los cabalistas lo llaman Segunda Gloria.    - TÍTULOS DADOS A KJOKMAH: Poder de Yetzirah, Ab, Abba, Padre Supremo, Tetragrammaton - Yod del Tetragrammaton.    - NOMBRE DIVINO: Jehovah (Yejovah)    - ARCÁNGEL: Ratziel.    - ORDEN ANGÉLICO: Auphanim, Ruedas.    - HAKRA MUNDANO: Mazloth, el Zodíaco.    - EXPERIENCIA ESPIRITUAL: Visión de Dios cara a cara.    - VIRTUD: Devoción.    - VICIO: - -    - CORRESPONDENCIA EN EL MICROCOSMOS: El lado izquierdo de la cara.    - SÍMBOLOS: El Lingam. El Falo. El Yod del Tetragrammaton. La vestidura de Gloria interna. El Pedestal o piedra. La Torre. El Cetro de Poder, en alto. La línea recta.    - CARTAS DE TAROT: Los cuatro dos. Dos de Bastos: Dominio Dos de Copas : Amor. Dos de Espadas: Paz Restablecida. Dos de Oros: Cambio Armonioso.    - COLOR EN ATZILUTH: Azul suave puro. " BRIAH: Gris. " YETZIRAH: Gris perla iridiscente. " ASSIAH : Blanco moteado de rojo, azul y amarillo.  Cada fase de la evolución comienza por un estado de fuerza inestable, y procede por medio de la organización al equilibrio. Una vez realizado el equilibrio, ya no puede lograrse ningún desenvolvimiento ulterior, hasta que se pierda nuevamente la estabilidad y se pase por otra fase de fuerzas en conflicto. Como ya hemos visto, Kether es el punto que se formula en el vacío. De acuerdo con la definición de Euclides, el punto tiene posición, pero carece de dimensión. Sin embargo, si concebimos un punto moviéndose o extendiéndose en el espacio, tenemos la línea. La naturaleza de la organización y evolución de los Tres Supremos dista tanto de nuestra experiencia, que sólo nos es posible concebirla simbólicamente; pero si concebimos que el Punto Primordial, que es Kether, se extiende en la línea que constituye a Kjokmah, obtendremos una representación alegórica tan perfecta, como podemos esperar en nuestro actual estado de desenvolvimiento.    El flujo de energía representado por la línea recta o el cetro de poder, en alto, es esencialmente dinámico en realidad, es el dinamismo primario, ya que no podemos concebir la cristalización de Kether en el espacio, como un proceso dinámico; participa más bien de lo estático, ya que es la limitación de lo informe y de lo libre, dentro de los moldes de la forma, por más tenue y sutil que esa forma pueda parecer a nuestro ojos.    Una vez que ha alcanzado los límites de la organización de dicha forma, el flujo incesante de la fuerza del Inmanifestado trasciende sus limitaciones y requiere nuevas modalidades de desenvolvimiento, estableciendo así nuevas relaciones y equilibrios. Kjokmah es justamente ese flujo de fuerza inorganizada e incompensada; y como Kjokmah es un Sephirah dinámico, haremos bien en considerarlo como cable conductor por donde pasa la energía, más que un receptáculo donde se almacena la fuerza.     Kjokmah no es un Sephirah organizador sino el Gran Estimulador del Universo. Binah, el Tercer Selphirah, recibe de Kjomah su influjo o emanación, siendo Binah el Primero de los Sephiroth organizadores y estabilizadores. Es imposible comprender aisladamente cualquiera de los Sephiroth apareados: hay que considerar a ambos a la vez. Por tanto, para poder comprender a Kjokman, tendremos que decir algo acerca de Binah. Notemos, pues, que Binah está asignado al Planeta Saturno y se le llama la Madre Superior.   En Binah y Kjokmah tenemos a los arquetipos positivos y negativos, la Masculinidad y Femineidad primordiales, establecidas cuando ningún rostro contemplaba a otro rostro, y la manifestación era aún incipiente. De este Par de Opuestos Primarios es de donde surgen los Pilares del Universo, entre los cuales está tejido el velo de la Manifestación.    Como ya hemos notado, el Árbol de la Vida es un representación diagramática del Universo, en la que los aspectos positivo y negativo, masculino y femenino, están representados por los Pilares laterales de la Misericordia y de la Severidad Podría parecer muy extraño, a quien no esté familiarizado con estas cosas que el Pilar de la Misericordia sea atribuido a la columna Masculina o Positiva, y en cambio, el Pilar de la Severidad, corresponda a la Columna Femenina. Pero cuando nos damos cuenta de que el tipo de fuerza dinámica masculina es el que estimula y provoca la evolución, mientras que el tipo de fuerza femenina es el que construye las formas, se verá que esa denominación es muy adecuada, porque la forma que se construye a su hora debe ser dejada atrás y pierde su utilidad, convirtiéndose en un obstáculo e inconveniente para el progreso de la vida evolucionante, provocando la disolución y desintegración que ultérrimamente lleva a la muerte. El Padre es el Dador de Vida, pero la Madre es la Dadora de la Muerte, ya que su matriz es la puerta por donde se penetra en la materia y por intermedio de la cual la vida es aprisionada por la forma. Ninguna forma puede ser ni infinita ni eterna; el nacimiento lleva implícita la muerte.   Entre esos dos aspectos bipolares de la Manifestación -el Padre y la Madre Supremos- se va tejiendo el velo de la Vida. Las almas van y vienen como la corredera de un telar. Y en nuestras vidas individuales, en nuestro ritmos fisiológicos, en la historia del nacimiento y caída de las naciones, podemos observar la misma periodicidad rítmica.    En este primer par de Sephiroth, tenemos la clave del género: el par de opuestos biológicos de la Masculinidad y de la Feminidad. Pero esta paridad de opuestos no solamente es de tipo, sino que también se produce en el tiempo, y tenemos épocas alternantes en nuestras vidas, en nuestros procesos fisiológicos y en la historia de las naciones, durante las cuales prevalece la actividad o la pasividad, la construcción o la destrucción. El conocimiento de la periodicidad de estos ciclos es parte del secreto celosísimamente guardado por los iniciados de la antigua sabiduría que puede ser descubierto astrológica y cabalísticamente.    La imagen mágica de Kjokmah y los símbolos que se le asignan, contienen esa idea. La imagen mágica es la de un hombre con barba para indicar su madurez; el padre que ha dado pruebas de su virilidad, y no el hombre aún virgen e inocente. El lenguaje simbólico habla claramente: el lingam de los hindúes y el falo de los griegos son los órganos masculinos generadores en sus respectivos idiomas. La piedra vertical, la torre o el cetro en alto todos ellos son símbolos del mismo miembro viril.  Sin embargo, no debe suponerse que Kjokmah es un símbolo fálico o , y nada más. Genuinamente, es un símbolo primario o positivo, porque la virilidad es una forma de la fuerza dinámica, así como la feminidad es una forma de energía estática, latente, potencial, hasta que se imparte el estímulo necesario. El todo es mayor que cada una de sus partes; Kjokmah y Binah son TODOS de los cuales el género es sólo un parte. Al comprender las relaciones que el género tiene con las fuerzas polarizadoras en conjunto, encontramos la clave para la debida comprensión del género, y, entonces, podemos comparar los principios Cósmicos con las enseñanzas de psicología y moral. También llegamos entonces a comprender cómo es que la mente subconsciente del ser humano puede representar al género bajo la forma de innumerables símbolos distintos, como lo demuestra Freud, y por qué es posible la sublimación del instinto como lo pretenden los moralistas. La manifestación es, pues, , en cuanto se produce siempre en términos pares de opuestos, siendo el género cósmico y espiritual a la vez, porque tiene sus raíces en los Tres Supremos. Tenemos que aprender a no disociar la flor aérea de su raíz terrestre, porque la flor separada de su raíz se marchita y muere, y sus simientes quedan estériles; mientras que la raíz, segura en la Madre Tierra, puede producir flores y más flores, y llevar sus frutos hasta la completa madurez. La naturaleza es mucho más grande y verdadera que la ética convencional que generalmente, no es más que tabú y totem. Felices los pueblos cuya moralidad sea la expresión de las leyes de la naturaleza, porque vivirán vidas armoniosas, aumentarán, se multiplicaran y poseerán la tierra y desgraciados los pueblos cuya moralidad no sea más que un sistema salvaje de tabús destinados a propiciarse a una divinidad imaginaria como Moloch, porque pronto caerán en el vicio, el pecado y la esterilidad. E igualmente desgraciados son los pueblos y las personas cuya moralidad ultraja la santidad de los procesos naturales y, al arrancar la flor, no prestan consideración alguna al fruto, porque pronto verán sus cuerpos enfermos y todo su Estado se contaminará.    En Kjokmah, pues, debemos ver tanto el Verbo Creador que dijo "Hágase la Luz", como el lingam de Siva o el falo que adoraban las bacantes. Tenemos que aprender a reconocer la fuerza dinámica y venerarla dondequiera que la veamos, porque su Nombre Divino es Yejovah (Jehovah) Tetragrammaton. La vemos en la cola desplegada del pavo real, y en la iridiscencia del cuello de la paloma; pero, igualmente, podemos escucharla en el aullido del gato en celo, o sentirla en la fetidez del macho cabrío. De la misma manera nos encontramos con ella en las aventuras colonizadoras de las más viriles épocas de nuestra historia, especialmente en las reinas Isabel y Victoria, !mujeres ambas! También la vemos en el hombre entregado ardorosamente a sus tareas, o a su profesión, para poder ganar lo necesario para la manutención de su hogar. Todos estos aspectos son igualmente modalidades de Kjokmah, cuyas denominaciones adicionalles son : Abba, Padre. En todas estas manifestaciones debemos ver el Padre, al dador de la Vida a los que no han nacido aún, así como también al macho en celo que va en busca de su hembra; es la única manera de obtener una verdadera perspectiva y comprensión de las cuestiones. La actitud de los victorianos, en su reacción contra las burdas enseñanzas de la Restauración, llegó prácticamente a nivel de las tribus más primitivas, las cuales, según nos cuentan los viajeros y exploradores, no relacionan en nada la unión con el nacimiento de su progenie.    Se dice que el color de Kjokmah es gris, y, en sus aspectos más elevados, gris perla iridiscente. En ello podemos ver el velamiento de la purísima luz blanca de Kether en su camino descendente que emana hacia Binah, cuyo color es negro.    El chakra mundano o manifestación física directa de Kjokmah, se dice que es el zodíaco, llamado en hebreo Mazloth, con lo cual podemos ver que los antiguos rabbis conocían debidamente el proceso de la evolución de nuestro sistema solar.

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