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jueves, 25 de octubre de 2012

Las triadas del árbol sephirotico

Queremos aquí insistir sobre el mándala del Arbol Sefirótico con el que trabajamos. Se sugiere efectuar ritualmente la construcción de un nuevo árbol por su mano y cargar en él todos los elementos que se han ido dando hasta ahora. Igualmente ha de tratar de retener los nombres, su traducción, las equivalencias entre distintas disciplinas, y ejercitarse en ellas. Tome lápiz y papel y concéntrese en este trabajo. Puede también llevarlo a la tridimensión. Los nombres hebreos de las sefiroth tienen un sentido mágico y teúrgico que excede su simple traducción a la lengua profana. Estos nombres de poder deben ser memorizados correctamente e invocados en alta voz, ya sea de manera metódica, o cuando se juzgue oportuno en relación a hechos y momentos cotidianos. Asimismo el ir ubicando determinados acontecimientos externos, y sobre todo realidades internas a distintos niveles de uno mismo, son actividades sumamente convenientes. Cada plano, mundo o nivel de conciencia corresponde a una realidad íntima que va de lo más periférico, concreto y conocido (Asiyah), a lo más sutil, invisible y desconocido (Atsiluth). Estas divisiones del diagrama plano son también mundos o niveles que los hombres portamos dentro de nosotros. De lo conocido y grosero a lo profundo y desconocido. Para finalizar ofrecemos una división tradicional de los planos del Arbol de la Vida en tríadas. El lector ha de observar atentamente el modelo y grabarlo dentro de sí, sin pretender extraer conclusiones racionales. Los efectos de este aprendizaje se viven de modo secreto, y la Alquimia cabalística se efectúa en el jardín químico de la mente, y sobre todo en lo más íntimo del corazón. No se puede pretender con los conocimientos que actualmente poseemos tener una idea clara del proceso en el que se está involucrado.  Nota: Obsérvese que los tres planos superiores se equivalen con tres tríadas, quedando la última sefirah (Malkhuth), exclusivamente en conexión con el plano de Asiyah. Daremos una última correspondencia. La que relaciona a las sefiroth del Arbol con las distintas partes del cuerpo humano, comunes a distintas Tradiciones y que en Occidente se expresan particularmente desde la Edad Media. Recordaremos que para la CÁBALA el cosmos es un hombre gigantesco llamado Adam Kadmon, y el ser humano una miniatura de él: Kether, Hokhmah y Binah constituyen su cabeza, estando estas dos últimas sefiroth vinculadas al ojo izquierdo y al derecho respectivamente; asimismo corresponden a cada uno de los hemisferios cerebrales. A Hesed le toca el brazo izquierdo y el derecho a Gueburah, mientras que el corazón, o centro del Arbol, debe atribuirse a Tifereth. A Netsah la pierna y la cadera izquierda y a Hod la del lado derecho, siendo Yesod la que se asimila a los genitales, quedando finalmente Malkhuth en relación con los pies. Hemos de recordar que de acuerdo a las leyes de la analogía y la naturaleza de los símbolos, lo que es derecho desde un punto de vista puede ser izquierdo desde otro. Por lo tanto, puede también verse al Arbol de manera invertida a como se indicó, correspondiendo en ese caso a la columna del amor lo derecho y a la del rigor lo izquierdo, o sea la imagen de un hombre paradigmático vista de frente o de modo posterior. Puede el lector ejercitarse en tratar de visualizar estas sefiroth en correspondencia con centros sutiles de su cuerpo. Si lo logra es interesante pensar en próximas prácticas, incluidas las de inversión de polaridades de energía.

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