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jueves, 25 de octubre de 2012

Los cuatro mundos o planos

En nuestro último diagrama hemos visto la división en tríadas de las sefiroth del Arbol de la Vida. Allí se puede advertir que aquellas se corresponden con los tres mundos cabalísticos más elevados, quedando la última numeración (Malkhuth) como receptáculo de las emanaciones sefiróticas, que por esta división en tríadas incluyen en su forma los tres principios: activo, pasivo y neutro que caracterizan a las columnas o pilares de nuestro modelo cabalístico. Recordaremos que la primer tríada, conformada por las "numeraciones" más elevadas (1, 2, 3), o Principios Universales, está compuesta por Kether (Corona), Hokhmah (Sabiduría) y Binah (Inteligencia), conformando el mundo de Atsiluth, o de las Emanaciones, signado también por los tres primeros números de la escala decimal. Kether es la Unidad y como tal la primera determinación; a Hokhmah se lo suele llamar el Padre y a Binah la Madre, como generadores del despliegue cósmico. Aunque tres en apariencia desde el punto de vista manifestado, estos Principios conforman en sí mismos la Unidad del Ser, la Ontología suprema, a la que precisamente ellos simbolizan. Como hemos dicho, Kether es el Conocimiento, o el Bien, mientras Hokhmah es el sujeto activo y Binah el objeto pasivo (receptivo) de ese Bien o Conocimiento esencial. La segunda tríada (4, 5, 6) está compuesta por las sefiroth Hesed (Gracia, Amor, Misericordia), Gueburah (Rigor), también llamada Din (Juicio), y Tifereth (Belleza o Esplendor). Ellas conforman el Mundo prototípico de Beriyah, o de la Creación, reflejo directo del mundo Arquetípico de Atsiluth, como bien lo expresa el triángulo invertido, que simboliza el descenso de las energías divinas en el seno de la manifestación. Hesed es el principio constructor, mientras que Gueburah representa el principio destructor, aunque ambos surgen simultáneamente de la tríada superior como dos energías necesarias, las que se neutralizan y equilibran en Tifereth. Si del seno de Hesed surgen todas las criaturas y seres que han de manifestarse (los que él signa con su Amor y Misericordia inagotables), de Gueburah emana el Rigor imprescindibe que pone límites a la energía expansiva de Hesed, discriminando así todo lo que es superfluo e innecesario en el proceso creativo. Tifereth, la Belleza divina, aparece entonces como el Centro donde esos opuestos aparentes se concilian, manifestando la Unidad y el Ser en todas las cosas. La tercer tríada (7, 8, 9) del Arbol de la Vida está compuesta por las sefiroth Netsah (Victoria), Hod (Gloria) y Yesod (Fundamento). Ellas constituyen el Mundo de Yetsirah, o plano de las Formaciones, así llamado porque es en él donde las ideas informales del plano de Beriyah toman forma sutil, constituyendo propiamente el dominio psíquico de la manifestación. Se corresponde entonces con las "Aguas inferiores", reflejo invertido (y en cierto modo ilusorio) de las "Aguas superiores" de Beriyah. Netsah y Hod emanan directamente de Tifereth, aunque, como podemos comprobar, por su ubicación en los pilares laterales del Arbol, están relacionadas con Hesed y Gueburah, respectivamente. De ahí que Netsah sea una energía activa y expansiva, donde esos mismos principios informales (que son todos los seres antes de manifestarse) se refractan en una multiplicidad indefinida, los cuales adquieren su forma sutil gracias a la intervención de la energía pasiva y contractiva de Hod (la que sin embargo también les da la muerte, o la transformación, necesaria en su camino de retorno al Origen). Desde el punto de vista del hombre, Netsah es el Arte verdadero, que nos conduce a los arquetipos y al Espíritu, y Hod es el Rito con el que sacralizamos el tiempo y el espacio y vivificamos a los seres míticos, identificándonos con ellos. La permanente y mutua interrelación entre Netsah y Hod genera a la sefirah Yesod, que aparece así, justamente, como el fundamento necesario gracias al cual esas formas descienden al plano físico y material, que es propiamente Asiyah. En este último plano, o Mundo de la Concreción Material, sólo se encuentra la sefirah Malkhuth (10), llamada el "Reino". Ella es la Tierra o Madre inferior, la que se considera como el recipiente substancial de todas las energías invisibles que descienden del Arbol, y en donde éstas adquieren realidad sensorial. En la CÁBALA se la considera como la Esposa del Rey (que es Kether), manifestando de esta manera la presencia de la Unidad en la corriente siempre cambiante de las formas perecederas.

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